Esta pregunta no tiene fácil solución ya que depende de múltiples factores el saber elegir la configuración adecuada para nuestra empresa. Por un lado y, teniendo en cuenta únicamente el aspecto económico, la mejor opción sería optar por una configuración simple, es decir, un único SAI capaz de proporcionar toda la potencia necesaria en la carga. Con esta solución se consigue disminuir los gastos de instalación y montaje y, además, los gastos de mantenimiento (baterías, bypass, inversores, rectificadores, etc.). Sin embargo, en caso de fallo del SAI la carga quedaría totalmente desprotegida con los consiguientes riesgos para la empresa (perdida de información, caída de servidores, inactividad de los equipos, etc.).
Por otro lado, si se considera apostar por un sistema de configuración paralela se debe tener en cuenta que el coste será mayor que en los sistemas simples (compra de múltiples SAI, equipos de supervisión, protecciones, instalación y mantenimiento, etc.). No obstante, se conseguirá una mayor fiabilidad (mejora del MTBF o tiempo entre fallos de un sistema) a la hora de sufrir posibles averías. Esta configuración suele ser la escogida por aquellas empresas que deben evitar la pérdida de información electrónica valiosa y reducir al mínimo el tiempo de inactividad de sus equipos.
Otra de las posibilidades elegidas por las grandes empresas consiste en alimentar sus equipos y redes a través de subestaciones de alimentación eléctrica distintas, con el fin de minimizar los riesgos ante una posible ausencia de tensión.